lunes, 9 de julio de 2012

Dulce recuerdo.


Las palabras quedan.

Revisando cajas, observando hojas que se han vuelto amarillas con el tiempo, victimas de los años, de el despiadado paso de las horas, días, y demás... sin embargo, hay cosas escritas, que no cambian...





"Mi niña bella, hermosa, inteligente, cariñosa, coqueta, qué agradable fue para mí ser tu maestra. Recuerdo el día que me contabas de tu papi, y que me decías "Mae, yo lo quiero mucho, pero, él casi no me llama y por eso me pongo brava", yo sonreía y te decía que no te preocuparas que cuando llamara, le dijeras lo que sentías. Le pido a Dios y a la virgen que logres alcanzar las metas que te propongas, al lado de esa persona tan importante que te apoya, te ama y te complace, como lo es tu mamá.

A ti papá, los hijos son el tesoro más grande que Dios nos dio, por eso, la cantidad de tiempo no es tan importante como la calidad del mismo que le dediquemos.

Con amor, de tu maestra"

Nacira.

Julio, 2000.

Te recuerdo, mae, te recuerdo tan serena, preguntándome ¿por qué no juegas con los demás niños? y yo siempre con una sonrisa, respondiendo a tus preguntas.
Me recuerdo tan consciente como ahora del amor que sentía por mamá, que siento, que sentiré, y cómo no, de el dolor de la ausencia de papá, que aún es notable.
Te recuerdo, observando, analizando a cada uno de mis compañeros, disfrutando tu trabajo, tu labor, con una sonrisa que transmitía la confianza necesaria para saber que nunca te olvidaría, te recuerdo siendo la primera en tratar de explicarme la razón de ciertas ausencias... Te recuerdo por ser quien me dio algunos de mis primeros recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario